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PUEBLOS QUE MOLAN. ORBANEJA DEL CASTILLO. BURGOS.


Orbaneja del Castillo está en la provincia de Burgos por los pelos. Un poco más y estaría en Cantabria, lo cual seguro que le daría más fama, ya que los cántabros saben aprovechar muy bien sus encantos. Por aquí cerca han pasado muchos millones de viajeros, ya que la carretera nacional 623 queda a escasa distancia. Lo curioso es que muchos se pierden este paraje sin par al carecer de información adecuada sobre lo que se van a encontrar. Además los planificadores de rutas dirigen al viajero que circula entre Burgos y Santander por otras carreteras en mejor estado. No obstante, hay que tener en cuenta que la nacional de la que hablamos tiene 50 km de recorrido menos que los trayectos por autopista (con rodeo por Osorno) o combinando nacional con autopista (por Aguilar de Campoo). La nacional de toda la vida es muy panorámica e incluye el descenso a Cantabria por el puerto del Escudo, aunque si no queremos hacerlo, se rodea el pantano del Ebro y se baja por Pozazal a Torrelavega, que es toda una gozada.

Ahora podría soltar el rollo del pasado multicultural del pueblo de Orbaneja o hablar sobre la arquitectura popular, pero lo impactante en Orbaneja es la imponente cascada que se desparrama hacia la carretera general. Las vistas desde lo alto del pueblo son toda una gozada y un paseo por esta aldea de 50 habitantes merece la pena. Si los franceses tuvieran algo así, habría carteles anunciándolo en 100 km a la redonda.

Por aquí pasa el sendero de gran recorrido que lleva desde Reinosa a Barcelona y se ciñe en este lugar al cauce del río Ebro, excavado en la roca. Ojo porque el acceso en coche al pueblo está reservado a los residentes y el escaso aparcamiento se localiza al borde de la carretera, con ciertas complicaciones para dar la vuelta si nos hemos pasado de largo. O se construye un parking (cosa complicada) o se monta un servicio de transporte desde el enlace con la nacional (no demasiado viable). Por semana el lugar está tranquilo pero los fines de semana hay bastante jaleo y la estrechez del espacio complica el estacionamiento.

En cuanto a la restauración, hay que reconocer que Orbaneja huele a comida rica todo el tiempo. No sé si se debía a que mi visita era en fin de semana, pero los precios de los menús del día me parecieron elevados, llegando a los 18 euros, cosa algo disuasoria para los que venimos de orillas del Cantábrico. A lo mejor de lunes a viernes bajan los precios, cosa muy habitual en Castilla. Eso sí, los restaurantes estaban llenos y la calidad de lo que se veía en los platos superaba la media de largo.

A Orbaneja también podemos llegar desde Aguilar de Campoo tomando la dirección de Polientes, siguiendo carreteras que tan pronto pasan por Cantabria como por Palencia. Iremos siguiendo el Ebro todo el tiempo.

El viajero tiene muy cerca la localidad burgalesa de Valdelateja, de visita recomendada. Ahí lo mejor es dejar el coche a la entrada porque en el pueblo la cosa se complica extremadamente. En cuanto a la carretera que lleva a Pesquera de Ebro para ver el cañón del citado río, hay que tener en cuenta que está necesitando un mirador decente y no lo que hay ahora, que es un punto donde se puede aparcar un único coche.

El que transita desde Madrid a Santander haría bien en amenizar su viaje con una paradita en Orbaneja, más que nada para alegrar la vista y el espíritu con tanta belleza. Siempre es más entretenido que rodar kilómetros parando en gasolineras.

El tirón de orejas se lo tenemos que dar a los burgaleses por no saber promocionar lo que tienen y por no optimizar el aprovechamiento turístico que ayudaría a fijar población en zonas rurales, todo ello respetando el medio.

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