
Por lo que se ve, la necesidad obliga a inventar y a exprimirse el coco. Me han comentado que hay numerosos casos de turistas que aplican una jugada perfectamente legal para ahorrarse una pasta en sus viajes. En muchas grandes ciudades existen autobuses turísticos que realizan circuitos contínuos, permitiendo bajarse y subirse las veces que se desée.
Uno puede realizar el tour completo de unas dos horas y luego repetirlo parando en lo que más le haya gustado para verlo con calma. Las frecuencias pueden ser muy altas. El billete vale para todo el día. Pues precisamente por eso, la gente termina el tour y se guarda su billete. Como los billetes no son nominativos, pueden reutilizarse por otras personas. Así pues, grupos de por ejemplo cuatro personas compran sólo dos billetes y mientras unos hacen el tour por la mañana otros van de compras o visitan un museo, mientras que al mediodía los que ya han hecho la excursión dejan sus billetes a los compañeros; se trata de un dos por uno perfectamente legal.
Del mismo modo, para desplazar a 20 personas desde el centro al hotel, puede bastar con 10 billetes de un día, que tampoco son nominativos. Primero se traslada a 11 personas con sus billetes y luego una de ellas regresa al centro con los billetes para encargarse del resto; como se puede ver, todo legal y un ahorro sustancial, sobre todo en ciudades como Londres, con un transporte público de precios astronómicos. Obviamente, no digo que haya que hacer estas cosas, sólo comento que hay gente que las hace, del mismo modo que se baja música y películas de internet. Lo que sí hice alguna vez fue revender el pase diario que costaba tres libras, una vez que ya no lo necesitaba, por el precio de dos, que curiosamente seguía siendo barato para el comprador. Ahora en Londres ponen carteles diciendo que no deben comprarse billetes a otras personas porque usan el dinero para comprar droga. Sin comentarios.
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