Estoy hasta el moño de tomar malos cafés en España y no quiero arriesgarme a sufrir más brebajes intragables hechos a base de un pésimo ingrediente, con una mala cafetera y en tazas poco adecuadas. Es que me gusta el buen café y me disgusta el mal café. Lo tomo por el sabor y no por compromiso. En Italia y Portugal no hay que preocuparse porque nadie se atreve a servir un café de baja calidad, pero en España hay que tener mucha suerte para acertar. Lo primero que hago en una cafetería es mirar la máquina, comprobar la marca y echar una ojeada a cafés ya servidos para evitar riesgos. Si no me convence la propuesta del local, echo mano al bolsillo y saco una monodósis formato ESE que es compatible con cualquier cafetera profesional, pido que me hagan el café con ella y que me lo cobren como si tal cosa. Normalmente nadie se niega y consigo tomar un buen café cuando estoy de viaje, lejos de mi casa y de mis Tassimo, Stracto y Dolce Gusto. Ahora que gracias a Nespresso y otras marcas...
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