Los franceses andan cabreados porque tienen una particularidad única en Europa y no es buena. Haciendo vinos, quesos y patés son unos artistas pero quemando coches por placer son los campeones del mundo. En 2009 ardieron 36.000 coches aparcados en la calle. Las noches del 31 de diciembre y del 13 de julio son las que superan los 1.000 coches incendiados. Desgraciadamente la costumbre de quemar coches por diversión ha calado fuerte en muchas barriadas y las hay que compiten a ver quien gana. Algunos filósofos antisistema han querido ver en este fenómeno una rebelión contra el capitalismo donde no hay más que gamberrismo, principalmente porque los coches que se han calcinado pertenecen mayoritariamente a obreros residentes en la periferia y en zonas de bajo poder adquisitivo. No se conoce ningún caso de ideólogo extremista que haya ofrecido su propio vehículo para el sacrificio y curiosamente muchos de los incendiarios tienen coche propio. También se ha detectado un 10% de incendios del ...