Uno de los atractivos de los viajes es que uno encuentra costumbres distintas a las propias. En ocasiones nos encontraremos con los "culture shocks", es decir, con los choques culturales que marcan muy seriamente la diferencia entre los pueblos. En Estados Unidos la propina es obligatoria y encima ni te la agradecen, lo que enerva a muchos forasteros. En casi toda Europa hay que pagar por ir a los servicios, incluso dentro de establecimientos en los que estamos gastando dinero. En Italia son muy habituales los piropos a las damas y en Euskadi más bien todo lo contrario. Los checos toman una bebida antes de pedir la comida en el restaurante y en muchos puntos de España se pone tapa gratis con la consumición (pero no en todos). En Alemania es normal que la gente tome cerveza en la parada del autobús y en Portugal se puede tomar un café de montones de maneras diferentes. Por lo visto a los griegos no les gustan nada los perros y en Suiza es normal entrar con ellos a los comercios.
Pues bien, el contraste al que me voy a referir ahora es típicamente francés y consiste en la desmediada afición de muchos franceses, sobre todo personas mayores, de pagar con cheques bancarios desde un billete de tren hasta la compra del supermercado pasando por un peaje de autopista. Esta costumbre parece algo anticuada pero sigue vigente y muy activa, de manera que las colas pueden ir muy lentas si hay varios clientes que insisten en pagar con cheque, lo cual obliga a rellenarlo con todos los datos una vez conocido el importe a abonar. Ya hay muchos establecimientos que no los admiten y es una práctica sin ventajas respecto de las tarjetas de crédito. Lo malo es cuando el francés sale de su país y descubre que sus cheques no valen nada fuera de sus fronteras y nadie los acepta. A nosotros nos puede sorprender y hasta incomodar cuando tenemos prisas. A ellos les puede jugar una mala pasada si salen por primera vez de Francia y tienen que cambiar el chip a toda mecha. Y ojo porque hay más curiosidades, como que ninguna cabina de teléfono en Francia admite monedas; todas son de tarjeta que hay que adquirir en sitios que estén abiertos, con lo que por la noche no hallaremos ninguno.
Así pues, prepárese a ver muchos choques culturales y déjese sorprender por la variedad de comportamientos humanos en las diferentes culturas. En Asturias se vende la sidra por botellas y no por vasos. En unos sitios hay pinchos y en otros tapas. En algunos lugares se cobra más por el café cortado que por el solo y en San Sebastián se sirven los cortados en vasos de cristal. O sea que lo del cheque es otro contraste más. Si usted se extraña, también lo hacen los extranjeros en nuestro país y también lo hace un manchego en Galicia.
Aquí van un par de videos que aclaran la situación desde la perspectiva vasca.
Comentarios
En cambio no estoy de acuerdo en lo de pagar en los servicios de los bares europeos. A mi nunca me ha pasado en un bar en el que estuviera consumiendo en ningún pais en los que haya estado.
En Francia no es raro entrar en unos grandes almacenes y que los servicios sean de pago a pesar de que hemos gastado dinero. No es como en El Corte Inglés, que tienen servicios muy limpios en cada planta.
Ir al servicio gratis es virtualmente imposible en Chequia.
Habrás observado que en Francia, incluso en restaurantes caros, los servicios son unisex y además muy pequeños.
Lo que me sorprende es lo de Chequia. Estuve una semana hace un par de años y nunca paqué por ir al servicio en un bar ó restaurante.