Eso depende de cada uno. Si usted viaja con un vehículo de gasolina que cuesta más de 50.000 euros parece un poco ridículo andar ahorrando en esas cosas, pero para la mayoría de mortales los peajes son una trastada que encarece el viaje y sobre todo en determinadas rutas donde la alternativa de la carretera nacional es prácticamente disuasoria, tal y como ocurre entre Barcelona y Valencia o Bilbao y San Sebastián. En ese último caso el trazado de la nacional hace que el tiempo de viaje se duplique como mínimo y encima el gasto de combustible crece bastante, incrementandose en un 50% fácilmente. En el tramo de peaje de la A-8 el peaje cuesta ahora la mitad que hace diez años; lo que no ha cambiado es su agresivo trazado.
En Andalucía el peaje es casi inexistente y en Cataluña ya sólo les falta que las calles sean de pago. De vez en cuando la opción de circular por nacionales no aumenta demasiado el tiempo de viaje y encima nos ahorramos una pasta. Entre Lérida y Barcelona podemos movernos por la N-II, que es una autovía gratuita como alternativa al paso por la de pago; hay mucho tránsito de camiones pero nos ahorramos 12 euros, que no son moco de pavo.
Si lo que estamos haciendo es turismo entonces habría que replantearse si merece la pena pagar cuando no tenemos prisa y encima podemos ver el paisaje con más calma y mejores servicios a pie de carretera. Lo que está muy claro es que la autopista aporta mayor seguridad por sistema.
En un viaje entre Irún y París el coste de los peajes es de unos 60 euros. Si tenemos en cuenta que se puede dormir por menos de 40 euros en un hotel digno, entonces igual compensa partir el viaje en dos etapas y aprovechar para conocer el pais con tranquilidad. Además tendremos a nuestra disposición gasolineras más baratas.
Lo que resulta ruinoso es meterse entre pecho y espalda mil kilómetros en una sola jornada y todo por nacionales esquivando los peajes. Lo que pueden ser ocho o nueve horas de conducción acaban pasando de catorce y la fatiga pasa factura incluso con dos conductores a turnos. En ese caso el presunto ahorro de un puñado de euros no compensa si tenemos en cuenta que se incrementan las posibilidades de sufrir un accidente y terminaremos con dolor de cabez y un cansancio agotador que nos dejará hechos polvo para el día siguiente.
Mi sugerencia para los viajes con mucho kilometraje es dividirlos en etapas razonables. Seis horas de conducción al día dejan mucho tiempo libre y el cuerpo lo agradece. Si nos evitamos los peajes tendremos incluso para pernoctar en un hotel. Lástima que en numerosos casos las alternativas dejen mucho que desear.
Felicitémonos porque tenemos muchas autovías gratuitas, cosa que no es tan habitual en Francia. En Alemania e Inglaterra no y hay vías de peaje y en Suiza y Austria se paga una viñeta, anual en el primer caso y temporal en el segundo. No obstante, lo mío son las carreteras secundarias que es donde late la vida de un pueblo.
Aquí queda el enlace a un mapa interactivo de las autopistas de peaje en España.
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