Lo de ir de balneario antiguamente era para ricachones y hubo un tiempo en el que la costumbre de tomar las aguas fue pasando de moda hasta que muchos establecimientos termales cerraron sus puertas. Sin embargo los mejores han vuelto a la actualidad y con todo el glamour de otros tiempos. En Francia la sanidad pública incluso financia los tratamientos pero por aquí no sabemos de esas virguerías.
Un caso curioso lo tenemos en la ciudad portuguesa de Chaves, a tiro de piedra de España por la frontera que comunica con Verín, en la provincia de Orense. El balneario urbano de aguas termales es famoso en todo el país y se caracteriza por estar muy integrado el parque de la ciudad, de modo que nos puede pasar desapercibido a primera vista.
Las termas de Chaves no tienen hotel propio a pesar de estar comunicadas por un túnel con el hotel Aquae Flaviae. Lo que sobra es buen alojamiento en la ciudad.
Las indicaciones son variadas pero inciden en el tratamiento de patologías de los músculos y del esqueleto, aparato digestivo, vías respiratorias y aparato digestivo.
Las aguas son hipertermales ( 73ºC ), bicarbonatadas, sódicas, mesomineralizadas y gasocarbónicas. Todo un cóctel explosivo del que disfrutaban los romanos en la época en que dominaban la región.
Y como no todo el mundo quiere pasar por una consulta médica, también tienen termalismo de bienestar con tratamientos muy variados. El más caro cuesta 190 euros e incluye un tratamiento diario durante siete días, lo que no es nada prohibitivo.
Las termas de Chaves son asequibles y populares además de contar con una sonada reputación por las propiedades terapéuticas del agua.
Aviso que el ambiente interior es muy aséptico y sin concesiones al lujo ni al diseño. Lo importante es el efecto saludable de las aguas.
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