Pues sí, nada más y nada menos que la cafetera viajera, que puede ser cualquiera si el viajero lo desea. Se trata de una solución para los desayunos de bajo coste. ¿Harto de los precios de los desayunos en los hoteles? Llévese su propia cafetera. ¿Hasta el moño de bebedizos infumables y aguachirles con color de agua de fregar? Elija su propio café. ¿Cansado de madrugar en plenas vacaciones para llegar a tiempo para el desayuno? Hágalo a cualquier hora y todas las veces que lo desée. No se sienta obligado a consumir un buffet libre que no desea cuando le bastaría con un café sólo o con leche.
Y si cuento todo esto es porque ya lo he experimentado en varias ocasiones, durante viajes de esos de catorce días por Europa. Si calculamos sobre la base de dos personas a un mínimo de ocho euros diarios por desayuno, en diez días el ahorro es de 160 eurazos del ala, lo que muy bien puede pagar tres noches más de hotel en Francia (que por allí el alojamiento anda barato) o dos llenados de depósito del coche en Suiza o dos cenas de superlujo en Bretaña o el Perigord.
Se lleva uno la cafetera de casa y el café de la marca que le apetezca. Para lo de la leche recurriremos a los pequeños envases individuales en tetrabrick y el azúcar en sobrecillos; las cucharillas, de plástico, todo ello en una discreta maletita. Lo sólido lo compraremos donde nos cuadre, sean croissants, mantecadas de Astorga, corbatas de Unquera, sobaos pasiegos o nuestro peculiar capricho. Y encima podremos tomar zumo de naranja 100%, no recién exprimido pero sí de calidad, que hay muchas marcas que envasan en formatos individuales.
Me van a matar los hoteleros pero ya he publicado artículos sobre el tema en revistas profesionales como el que se puede ver en este enlace. Por cierto que en Inglaterra el desayuno suele ir incluido y encima tenemos una bandeja de cortesía en la habitación para preparar un café o una infusión.
Lo curioso es que al lado de cada nuevo hotel aparece una cafetería destinada a absorber a los clientes del hotel que no desean pagar cantidades desmesuradas por sus consumiciones. Para un viajero medio un desayuno no puede costar tanto como una comida y probablemente pase de desayunar antes que pagar una primada. Si por lo menos nos dan la opción de desayunar lo que queramos en lugar de obligarnos al buffet, algo es algo, pero normalmente los precios de los desayunos en los hoteles españoles andan muy altos.
Contra la crisis, imaginación. Para los viajes de bajo coste, la cafetera viajera. Hay destinos tan caros que casi compensa comprar una cafetera allí, usarla y dejarla (o traerla a casa) antes que pagar el de dos noches. Próximamente más consejos novedosos y poco vistos.
En 2010 me llevé de vacaciones una Dolce Gusto que me regalaron y aunque los cafés no salen precisamente regalados, el sistema de cápsulas es muy cómodo. Encima puedes desayunar en pijama, cosa que no está muy bien vista en los comedores.
A ver cuándo inventan una cafetera conectable al encendedor del coche...
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