Va siendo hora de que en las tiendas de camisetas de las zonas costeras se ponga a la venta el diseño que hoy presento.
No hay nada más incordioso que dar una vuelta por los paseos marítimos y soportar el acoso de los relaciones públicas de restaurantes y locales de movida. Uno se cansa de decir que ya ha cenado o que todavía no lo ha hecho pero lo hará en el hotel.
En realidad uno prefiere ver las cartas con detenimiento y sin que nadie le atosigue con ofertas. No es un sistema de promoción que me guste y además se da una imagen poco recomendable de un destino.
Con esta camiseta teóricamente uno se libra de que le intenten vender algo que no necesita, aunque también vamos avisando de que nuestro poder adquisitivo es alto. Para evitar mayores problemas se puede colocar en la parte trasera de la camiseta el texto "y he dejado la cartera en el hotel".
Uno entiende que la gente tiene que buscarse la vida trabajando como sea, pero no es agradable que en un recorrido de dos mil metros de paseo haya que disculparse cada treinta metros con los encargados de atraer clientes a un restaurante. Por cierto que ya es inadecuado pretender que los españoles cenen a las ocho de la tarde. Bastaría con poner un panel en el que se detallara la oferta de los restaurantes que jalonan la ruta del paseo.
No hay nada más incordioso que dar una vuelta por los paseos marítimos y soportar el acoso de los relaciones públicas de restaurantes y locales de movida. Uno se cansa de decir que ya ha cenado o que todavía no lo ha hecho pero lo hará en el hotel.
En realidad uno prefiere ver las cartas con detenimiento y sin que nadie le atosigue con ofertas. No es un sistema de promoción que me guste y además se da una imagen poco recomendable de un destino.
Con esta camiseta teóricamente uno se libra de que le intenten vender algo que no necesita, aunque también vamos avisando de que nuestro poder adquisitivo es alto. Para evitar mayores problemas se puede colocar en la parte trasera de la camiseta el texto "y he dejado la cartera en el hotel".
Uno entiende que la gente tiene que buscarse la vida trabajando como sea, pero no es agradable que en un recorrido de dos mil metros de paseo haya que disculparse cada treinta metros con los encargados de atraer clientes a un restaurante. Por cierto que ya es inadecuado pretender que los españoles cenen a las ocho de la tarde. Bastaría con poner un panel en el que se detallara la oferta de los restaurantes que jalonan la ruta del paseo.
Comentarios