La vida te da sorpresas. No tenía ni puñetera idea de dónde conseguir unas tazas de Sargadelos que me faltaban para reponer un juego de té. El caso es que aquel domingo había pasado cerca de Sada, en la provincia de Coruña, donde las podía haber encontrado. Fue más adelante, en Cervo, entre Viveiro y Ribadeo, donde me encontré de casualidad con la fábrica original de la cerámica de Sargadelos. Una vez que te aproximas a Cervo te vas dando cuenta de que estás ante un pueblo muy especial. Todo parece sacado de un cuento por su armonía. El sitio es de los que impresionan favorablemente a primera vista. Fue una visita breve pero interesante. No había tiempo para visitar los atractivos del pueblo, pero apetece volver. Allí nos topamos con un conjunto histórico-artístico muy interesante, con la antigua Real Fábrica, restos de los primitivos altos hornos, la presa abastecedora de agua, la casa de la administración, el pazo residencial, así como el Paseo de los Enamorados, a orillas del río
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